El Arcángel Zadquiel es el Guardián de la Llama Violeta de la Misericordia, Alquimia y Transmutación y, a la vez, el corazón vivo de la Llama Trina: el fuego sagrado que une el Amor (rosa), la Sabiduría (dorado) y el Poder (azul) en perfecta armonía.
Arcángel Zadquiel representa el pulso de la Justicia Divina. Cuando un alma se entrega a un proceso profundo de integración y aceptación de esa justicia —que no es castigo, sino equilibrio y verdad—, Zadquiel mismo desciende y habita en el corazón humano, anclando su presencia como un maestro interno y guía permanente.
Con su Llama Violeta, Zadquiel libera memorias de dolor, limpia karmas ancestrales y disuelve ataduras de otras vidas, pero lo hace desde la ternura del perdón. Su enseñanza es clara: no hay libertad sin perdón, no hay luz sin transmutación, no hay expansión sin soltar la carga del pasado.
Arcángel Zadquiel trabaja junto a los Ángeles de la Alegría, quienes elevan la vibración después de cada proceso de limpieza, devolviendo al alma la ligereza y el gozo de vivir. También guarda un lazo profundo con José, ya que en su plan divino se permitió descender y encarnar en él, trayendo la vibración de servicio, humildad y protección sagrada a la historia de la humanidad.
Junto a la Arcangelina Amatista, Zadquiel sostiene templos etéricos de luz violeta donde se libera el dolor de la humanidad y se recodifica el alma en amor. Es el Maestro del Perdón Cuántico y de la Justicia Divina, y su presencia enciende en cada ser la certeza de que siempre es posible comenzar de nuevo, en libertad y gracia.